Ayuso vende el país… y arruina su universidad más emblemática
Ayuso vende el país… y arruina su universidad más emblemática
La dramática situación de Universidad Complutense de Madrid (UCM) —la mayor universidad presencial de España— revela algo más profundo que una mera crisis presupuestaria: evidencia un modelo de gestión bajo Isabel Díaz Ayuso que parece estar desmantelando poco a poco los pilares de lo público, vendiendo el país “a cachos”. (El País)
Crisis en la Complutense: deuda, desempleo y precariedad
La UCM se ha visto obligada a solicitar un préstamo de 34,4 millones de euros al Ejecutivo regional para poder pagar las nóminas de diciembre y la paga extra de Navidad a sus más de 11.400 trabajadores. Si no obtiene ese crédito, señala un decano, la situación será “insostenible”. (El País)
Los recortes no se quedan ahí: no hay fondos para grupos de investigación, se han congelado las ayudas de innovación docente, los presupuestos de decanatos sufren recortes de hasta un 35 % desde diciembre de 2024, y los contratos de profesores sustitutos se demoran o no se realizan. (El País)
En la práctica, la universidad ha sobrevivido durante años gracias a matrículas y tasas; pero con la inflación y el aumento de costes (personal, energía…) esos ingresos ya no bastan. (El País)
El resultado es evidente: precariedad, empeoramiento de la calidad educativa, recortes en investigación, y un enorme endeudamiento. La Complutense, un símbolo de lo público, se hunde.
La contradicción de Ayuso: entre marketing y destrucción del sistema público
El Gobierno de la Comunidad de Madrid —dirigido por Ayuso— presenta el crédito como una “muestra de cercanía” con las universidades. Pero muchos dentro del campus lo interpretan como una estrategia para asfixiar financieramente a la universidad y justificar una eventual “intervención”. (El País)
Curiosamente, Ayuso se define ella misma como exalumna de la Complutense; sin embargo, algunos de sus críticos —como Pedro Sánchez— han denunciado que la región que ella gobierna ha llevado a la universidad a pedir un empréstito para sobrevivir. (Ultima Hora)
Más aún: en un reciente acto de apertura del curso universitario, Ayuso ha criticado lo que llama “sectarismo” en las aulas y ha defendido una educación libre de “manipulaciones ideológicas”. Pero esas proclamas suenan vacías cuando los hechos muestran una universidad al borde del colapso. (El Complutense)
Mientras eso ocurre, la estrategia del gobierno madrileño parece favorecer la privatización encubierta de la educación, debilitando lo público para promover alternativas privadas. Esa tendencia no solo erosiona la universidad: hipotecaría el futuro cultural, científico y social de toda la sociedad.
Lo que está en juego: derechos, futuro y dignidad
La educación pública no es un gasto prescindible, sino un pilar clave de justicia social, igualdad de oportunidades e innovación. Cuando una institución como la Complutense se ve obligada a recurrir a un préstamo para pagar salarios, no estamos ante un problema técnico: estamos ante una decisión política.
Permitir que esto ocurra equivale a aceptar que solo quienes puedan optar por educación privada —o quienes ya tengan ventajas— puedan acceder a una formación digna. Es la muerte silenciosa del ideal de universidad pública universal.
Y lo más grave: la factura la pagarán generaciones enteras. Sin investigación, sin recursos, sin profesores, sin estabilidad: la reputación y la función social de la universidad desaparecerán.
Conclusión
La crisis de la Complutense expone la realidad: el país se está vendiendo a pedazos, con decisiones que recortan lo público hasta dejarlo reducido al mínimo. Es urgente revertir esta dinámica. Defender lo público —la educación, la investigación, la igualdad de oportunidades— no es solo una cuestión de presupuesto: es una cuestión de dignidad colectiva, de futuro.
Lo que hoy sucede en la Complutense no es un accidente. Es una consecuencia deliberada. No podemos permitir que se convierta en norma.