Skip Navigation

Todo lo que debes saber sobre los y las esquizos

Hay mucho mito acerca de la enfermedad mental, y quiero hablar sobre eso.


¿Son o se hacen?

La primera cosa que oigo a menudo es el poner en duda la realidad de los problemas mentales. Incluso cuando hay un ataque fuerte, la gente insiste en que debe ser todo falso y armado, con objetivos detrás. Da igual incluso si hay un certificado médico, la gente siempre lo hace.

Creo que eso pasa porque las personas no quieren asumir molestias por la enfermedad de otros, así que negarlo les permite actuar como lo harían con cualquiera (como siempre) y no tener que preocuparse.

A una persona no le conviene hacerse fama de enfermo mental en la vida real porque es muy negativo socialmente. Estar mal de la cabeza es un estigma. Te vuelve un paria. Nadie quiere estar exhibiendo su enfermedad si puede esconderlo. En cambio, la enfermedad puede servirle a los rivales del enfermo para calumniarlo y hacerlo parecer culpable de cosas inventadas de mala fe.

En algunos casos, los enfermos no tienen remedio porque necesitan explicarle a los demás los momentos en los que pierden el control. Pero, si lo dice, incluso así lo van a acusar de estar inventándolo para tener un trato privilegiado (en realidad, nunca hay trato privilegiado, no es la enfermedad mental un medio para obtener nada de nada).


La percepción de la realidad

Se pregunta si el enfermo es consciente o no de lo que hace y dice, tomando ideas extremas (completamente fuera de si o totalmente consciente).

Puedo responderlo con analogías:

  • La enfermedad mental es como meterse al mar: no se necesita estar hundido de cuerpo entero, normalmente te hundirías un poco de forma segura, podrías ir metiéndote más (nivel tras nivel de hundirte en el agua), y aunque no estés tapado por el agua hasta el último milímetro, todavía podrías estar indefenso y en grave peligro.
  • La enfermedad mental es como emborracharse: podemos estar riéndonos a carcajadas, nada grave, o podemos llegar a estar demasiado borrachos y hacer cosas de las que nos arrepentimos el día después y quisiéramos no haberlas hecho. Ése es uno de los problemas: que luego tenemos que dar explicaciones o hacernos los tontos por cosas que realmente no controlamos (y es parte de por qué otros piensan que los enfermos se pasan de listos y que no están enfermos).
  • La enfermedad mental es como la niebla: cuando es poca, casi no afecta, aunque si se pone muy espesa, no podemos ver nada y podemos cometer accidentes o caernos a un pozo.

La compasión hacia los enfermos

El trato positivo de los demás es un tema sobrevalorado (la creencia de que al enfermo se le resuelve la vida por tener una enfermedad).

Mi primera recomendación para un enfermo sería disimularlo (si puede) y no abiertamente divulgarlo. Cuanto más tóxico es el ambiente en el que se mueva, más importante es la discreción. A veces, no se puede esconder: hay algo que está a la vista y no se sabe cómo tapar, pero no quita la desventaja que es hacerse esa fama.


El psiquiatra y el psicólogo

Las cosas que oigo de los profesionales son mayormente malas.

Razones por las que no van al psicólogo/psiquiatra:

  • Ya probaste las pastillas y te dejaban medio dormido todo el día, no te dejaban ni pensar ni siquiera porque te bloquean el pensamiento.
  • Si vas al profesional y da una receta de algo, luego no tenemos opción que tomarlo. Alguien de la familia te estará presionando para tomarlo y no te dejaría decidir. Estos medicamentos pueden tener efectos muy negativos (inhibir el placer, anular los sentimientos... en el fondo, hacer pedazos tu sistema nervioso). Los efectos son irreversibles y los responsables no reciben un castigo (tienen impunidad).
  • Tenemos que contarle nuestra vida a alguien que no conocemos y no tenemos ganas. Tampoco tenemos confianza.
  • Ya traicionó el párroco el secreto de confesión, no queremos contar nuestras cosas a nadie más.
  • Vivimos en tiempos peligrosos donde dicen que hay un virus nuevo y decretan un estado de emergencia mundial cualquier día. Un enfermo mental podria ser privado de su autonomía ("no está bien de la cabeza, decidamos por él") y el paso siguiente es convertirse en un cobayo de laboratorio (sujeto de pruebas). Si no se es un paciente diagnosticado, tal vez evitemos eso. En general, la historia de ciencia mental demuestra que hay que ser prudente (baños de agua helada en invierno, electrochoques, lobotomías). Los investigadores en general no tienen escrúpulos.
  • Simplemente, estás bajo de energía. No vas a ir si se puede evitar.
  • Ya oíste testimonios advirtiendo sobre lo peligrosos que son los psiquiatras y otras personas mostrando a la psicología como una seudociencia y pérdida de tiempo. Estás de acuerdo con ellos, no crees que sirvan para algo bueno sino que son sólo un negocio para los profesionales.


¿Medio de escape?

Por desgracia, la enfermedad mental tiende a no servir para un carajo.

Sigmund Freud convenció a la gente de que todo tenia un objetivo. Para abreviar, culpó a los enfermos de tener intenciones ocultas y eso lo puso en la cima de su profesión. Nada quiere más la gente que poder culpar a las personas por los problemas que tienen, cosas como "los pobres son vagos", "los gordos no tienen voluntad" y "los inmigrantes aumentan la delincuencia". Esto se defiende para tolerar el maltrato hacia otros ("no es mi problema, que se jodan").

En el caso de los enfermos mentales, los expertos en Salud Mental se llenaron los bolsillos recetando drogas y a través de costosas sesiones, que nunca se terminaban. Mientras, repetían sin cesar que había intenciones escondidas en todo, algo así como si los enfermos quisieran estafar a los demás sin saberlo. Las acciones del enfermo se planteaban como dirigidas a un fin (en última instancia, la enfermedad misma era útil para manipular, algo razonado y calculado pero sin saberlo). Entonces, si el enfermo decía que él no pensaba de esa manera, el profesional lo psicopateaba para hacerle creer que sí. Lo que diga el terapeuta era la verdad absoluta.

La triste realidad: si un enfermo pudiera usar su enfermedad a gusto, no oiría voces imparables insultándolo. ¿Hay personas atractivas que hayas visto? Algunas personas tienen algo con Emma Watson, otros con Taylor Swift, quizás Natalie Portman. ¿Qué tal alucinar algo positivo y por lo menos pasar un buen rato? Pero la enfermedad no funciona así. Se llama enfermedad porque es algo malo, sino seria un don.


El día después

La peor cosa sobre las enfermedades es tener reacciones "impulsivas" en momentos de ligereza y luego hallarse frente a las consecuencias.

¿Por qué los enfermos mentales se pasan?

  • El enfermo intentaba sólo ser más honesto. De repente, se le ocurrió que tenía que decirlo y lo dijo, así de espontáneo (usualmente, en un estado alterado pero alegre). O sea, la enfermedad le hace perder el filtro temporalmente.
  • Una borrachera pero sin tomar alcohol: el tipo está realmente fuera de su centro y no hizo nada para estarlo. O sea, al menos un borracho debió beber alcohol para llegar a ese estado. El enfermo mental, no. Es un poco injusto. Ya ha perdido el control y no es de fiar en ese momento. Hará cosas ilógicas una detrás de otra.
  • Mala memoria: ya no se acuerda ni lo que dijo la semana pasada. Quizás defendió a un político de derecha porque le parecía el mejor. Luego, no se acuerda, le hablan de un político de izquierda y le encanta lo que le dijeron, así que ahora defiende al de izquierda. Es muy común la contradicción por la falta de memoria. Los demás tienden a pensar que los está trolleando.
  • Acumuló hasta que lo soltó: el quería ser educado, respetuoso, amable... Sabía que hay cosas con las que tiene que tener cuidado de no decir... pero, de pronto, la necesidad de soltarlo todo se volvió inaguantable y ¡ups! parece que ahora se pasó un poco y le dijo a su jefe que su esposa es una perra cualquiera que lo engaña con sus empleados. Sabe que su sincericidio va a tener consecuencias y quisiera que se considere que no estuvo del todo en sus cinco sentidos (pero no le va a servir de mucho).
  • El enfermo realmente no se pasó: hay veces que es puro invento de individuos maliciosos, quienes hostigan al enfermo para convertirlo en una especie de marioneta y espectáculo para los demás, divirtiéndose si le hace perder el control o con el simple acoso. Si consigue que el enfermo sufra una crisis, lo va a culpar por las reacciones que haya tenido y a justificar lo que venga después a través de eso.
  • El sistema nervioso empieza a fallar: agarra las cosas pero se le caen de las manos (aunque el enfermo no percibe que las agarra con menos fuerza, no es que esté distraído, sino que el cuerpo lo traiciona).
  • Estar perdido en sus pensamientos: está en otro mundo, no te está ignorando, simplemente no se puede mantener en la realidad (quizás necesita descansar un poco).


¿Los enfermos mentales son tontos?

Algunas personas tratan de estúpidos a las personas con problemas.

¿Es estupidez?

La estupidez es una falta de capacidad intelectual, por ejemplo, si alguien no puede hacer una simple suma. Cuando llaman "estúpido" al enfermo es por las cosas carentes de lógica que dijo durante una crisis. Quizás incluso tartamudeaba o se trababa cuando hablaba.

Tener una crisis no significa que seas tonto sino que temporalmente te quedas con menos de tu capacidad: la mente se nubla, la boca no te hace caso, intentas corregir las palabras que no salieron y parece que tartamudearas... Todo esto es un estado temporal. Como no dirías que es un idiota un borracho por decir estupideces durante su borrachera, lo mismo se aplica en este caso.

Generalmente, el enfermo desea y se esfuerza por mantenerse en el estado normal. La crisis se debe ver como un accidente, como si la rueda de tu automóvil se cae a un pozo, no como cuando alguien sale a correr picadas (carreras ilegales).


¿Cómo tratar a un enfermo?

Bien, algunos consejos desde mi modesto conocimiento.

Consejos:

  • No discutas. Para razonar con él, necesita estar en pleno uso de sus facultades. Discutir empeoraría la situación.
  • No hables sobre cosas negativas. Esa charla lo mete más en un terreno mental pantanoso. Prefiere llevarlo hacia temas alegres y triviales (no sobre temas importantes, que podrian disparar algún gatillo).
  • Cualquier invitación a salir debe hacerse con tiempo suficiente. Pueden necesitar más tiempo de preparación que lo normal. La insistencia no es molesta para el enfermo sino que puede ser percibida como interés en su bienestar (incluso si se queja de tener que salir y se resiste).
  • No confíes en que el enfermo hará lo necesario por su bienestar por su propia cuenta. Si el entorno es indiferente, el enfermo puede no dar los pasos necesarios para estar bien. Puede necesitar apoyo y acompañamiento de parte de otras personas.


La realidad sobre los problemas mentales

Creo que la sociedad no hace lo suficiente para ayudar a los enfermos mentales. Además, mucha gente directamente los estigmatiza. Es una razón por la cual se puede recibir discriminación y pasar malos ratos.

Si alguien con una enfermedad mental recibe ayuda y buen trato, probablemente sea parte de una minoría privilegiada. El resto: bien, gracias.

A la gente le gustaría que los locos lo sean al 100%, las 24 horas, los 7 días de la semana; así creerían que es verdad, supuestamente. Pero las cosas no funcionan así. La enfermedad mental es como olas constantes de delirio muy suaves, que en algunos momentos pueden volverse furiosas. La duración no es estable: puede ser una hora, dos horas, una tarde entera, un día, dos días, tres días... No tiene un tiempo fijo. Tampoco necesita ser provocada por una situación externa, puede venir sola. Si las personas alrededor hostigan al enfermo, puede dispararse más seguido y llegar a reacciones más graves (por lo que sí importa lo que hacen los demás).

Si las crisis son como olas, hay también olas gigantes para surfistas y tsunamis. Es mejor mantener el mar en calma, ya que es más difícil hacer algo para recuperar el control cuando se se eleva mucho o llega a un pico.

Los síntomas comunes son decir incoherencias evidentes, a veces decir esas cosas ilógicas para defenderse de un ataque (aunque obviamente no protegen su posición sino lo contrario), reírse o llorar muy fácilmente por cualquier cosa (sobre todo, si la persona antes no era así), aislamiento, descuido, dificultad para tener una rutina normal, estar distraído, tener problemas de insomnio o dormir demasiado, absorberse excesivo tiempo en su propia mente (a veces de forma profunda que no oye lo que se le está hablando), falta de filtro social. Percibir cosas que no están ahí realmente (alucinaciones, aunque sean auditivas, como oír que te insultan). Los delirios serían como cuando se tienen creencias irracionales (como creer que la gente son robots camuflados). A veces, uno está dando un discurso irracional y justo en el medio se da cuenta de la locura de lo que acaba de decir (o sea, como recibir un chispazo de conciencia en el medio de la inconciencia). Las personas con problemas mentales tienden a pedir ayuda y por eso es común que te escriban un testamento en internet para contarte sus problemas y consultarte (eso lo suelen hacer de forma repetida, no es que pidan ayuda una sola vez). El ruido suele alterar a los enfermos, también la música fuerte (especialmente si es agresiva o repite insultos); lo que hace es enloquecerlo, es como una tortura psicológica.

Y además, hay que decir que hay días donde el enfermo resiste mejor y otros donde es más vulnerable.

0 comments

No comments